Hace 3 días exactamente el 7 de este
mes cumplí un año sin cigarrillos, quien lo diría. Lo que estoy a punto de
narrar es algo respecto de esta experiencia.
Empecemos por los inicios
La verdad empecé a fumar muy
temprano, y como a muchos otros jóvenes de aquel tiempo fumar era algo que
sucedía mientras íbamos creciendo. El
cigarrillo nos acompañaba en las fiestas, en las casas de los amigos, cuando nos
reuníamos en el parque y desde luego, siempre estaba ahí presente en las buenas
y en las malas. Para todos aquellos que
fuman o lo han hecho en el pasado saben perfectamente que un cigarrillo acompaña, y tal vez éste es uno de los más grandes problemas al tratar de dejarlo. Suele suceder que no quieres abandonar a quien
tan grato servicio te ha prestado.
No voy a hablar de lo malo que es
para tu salud, no conozco a nadie que desconozca que fumar tiene consecuencias
negativas, tal vez lo que no muchos conozcan es que este también tiene sus
beneficios, y desde luego, tampoco hablaré de ellos. Mi intención ahora es hablar un poquito más de
ese pasado, y de como ha sido este año sin aquel amigo y compañero inseparable al que por motivos de corrección
política no muchos se atreven a tildar de aquella manera, amén de que no toda
relación es saludable.
Para un fumador que se precie de
serlo llevar en su bolsillo una cajetilla de 10 o 20 cigarrillos es lo más normal del
mundo, tener siempre encendedor o fósforos, buscar los espacios para fumar
(cada día es más difícil), convencer a alguien de que te acompañe o alegrarse
de que alguien sugiera el vamos por un cigarrillo es el pan de cada día.
Hay una especie de comunidad, un cierto
sentido de pertenencia, y más allá de todo daño del que la mayoría está
consciente hay un placer, una sensación y un algo que el cigarrillo te brinda. Para el fumador esta es toda una experiencia!
Con el paso del tiempo, este se
transforma en un hábito. Hábito similar
al de llevar contigo el celular, es simplemente algo que te acompaña y en su
ausencia sientes claramente que algo te falta. Escribo sobre todo esto, para que entiendan a
que se enfrenta alguien que ha decidido o que planea dejar el hábito de fumar. Cuando algo se volvió parte de tu vida y
adicionalmente todavía no observas en carne propia el daño que potencialmente acarrea,
dejarlo está en tu lista de intenciones sin que a su vez le veas mayor sentido.
Un año atrás
Mi historia sin éste empezó cuando
mi cuñado llegó del exterior con un cigarrillo electrónico y me dijo pruébalo no
es malo. Desde luego le dije no, eso no
es para mí. No, no, no. Pero no se adelanten, esta no es la historia
de como pasé de un hábito a otro, es la historia de quien escribe un año
después de haber dejado de fumar.
Pues bien, al probar el cigarrillo
electrónico en realidad me pareció agradable tenía (tiene) las ventajas de
mantener ciertos elementos que considero indispensables para no sentir la sensación
de haber dejado el hábito, al fin y al cabo mantienes algo entre las manos, te
permite exhalar algo, en este caso
vapor, contiene nicotina (elemento que se puede consumir a discreción a través
de la vaporización del líquido que éstos utilizan) y después de todo el elemento
más adictivo del cigarrillo estaba presente al menos en mi caso, me refiero a
la nicotina. Tiempo después habría de
suprimirla.
Una vez entrado en el mundo del
cigarrillo electrónico decidí dejar el
cigarrillo el mismo día en que obtuve mi primer cacharrito[1],
por cierto, llevo dos a la fecha. Lo
hice sin meter mucho asunto en el tema, quería en realidad sustituir
parcialmente algunos de los cigarrillos que fumaba por algunas caladas[2]
del e-cigar. Pero como dice
el chavo fue casi sin querer queriendo que me dije a mi mismo, veamos que pasa
si dejamos de fumar (no pensaba en algo más de un par de semanas) quería saber
que se sentía. Después de todo, llevaba
décadas sin parar de hacerlo y aunque había ocasiones en que no me mandaba ni
uno en el día, no cabe duda de que donde me encontrara yo siempre había cigarrillos.
Me encontraba ante una especie de experimento
personal. Oh sorpresa no me iba mal,
estaba entretenido con el cigarrillo electrónico y, por otro lado empecé a
pensar seriamente en ver qué pasaba si lo dejaba por un período indefinido (al
momento se planteaba así). Después de
todo, dejar el cigarrillo no era un mal plan.
Acortemos algo la historia
Un buen día decidí que mi cigarrillo
electrónico ya no debía utilizar nicotina en el líquido que se utiliza para hacer
vapor, llevaba algo así como dos meses. La
prueba de fuego estaba ante mí, mi cuerpo por primera vez en décadas iba a dejar
de percibir nicotina. Por mi parte
estaba totalmente seguro de que no iba a tener ningún problema, al cabo que soy
Joselo Andrade y como tal, nunca dudé de que podía hacer lo que se me daba la
gana. Pues bien, así lo hice.
Lo que la gente llama abstinencia es
algo que experimenté; cerca de 30 días con dolor de cabeza… nada más. Ni falta de sueño, o somnolencia, ni más hambre,
ni ninguna otra cosa. Aunque debo
reconocer que para aliviar la carga (si se le podía llamar así), le decía a mi
esposa vamos a comer a la calle (creo gané unas libras por este concepto). Nótese también que no sentí en ningún momento
el deseo loco, ni arrebato de fumarme un cigarrillo que podría naturalmente esperarse.
Al cabo de un tiempo, incluso durante
los inicios del cigarrillo electrónico dejé de pensar en el cigarrillo, lo
extrañaba a veces cual persona que sabe que una Coca Cola siempre es buena
compañía de una pizza y yo con mi pizza (un buen trago) sabía que para bailar
se necesitan dos, en cierto modo, y aún sin notarlo estaba dejando de pensar en éste. De igual manera, me fui aburriendo del
cigarrillo electrónico, supongo la falta de nicotina le quitó parte de su atractivo.
Hoy por hoy, llevo algo así como un mes sin
siquiera mirarlo, de hecho, está parcialmente dañado (tengo el repuesto por si
acaso, y estoy seguro de que uno de estos lo rearmo) pero en esencia ya no
pienso en el cigarrillo.
Lleguemos a la actualidad
La verdad es que el cigarrillo tiene
su atractivo y a veces lo miro con nostalgia. Recuerden que después de todo, éste siempre
estaba en las buenas y en las malas. Simplemente era parte de mi vida. También sé que el cigarrillo es agradable y tengo
en ocasiones, arranques de pegarme uno justificándolo bajo la idea de que se
trata de una ocasión especial. Para
aquellos que deseen dejar el hábito de fumar, el cigarrillo electrónico puede
ayudar, me parece personalmente que hace más fácil la transición.
Por otro lado, y no puedo dejar de
decirlo pues soy una persona honesta, no fumar tiene también de aburrido. Los buenos momentos no dejan de asociarse en
mi cabeza junto a un buen cigarrillo. No
quiero decirles que sigan mi ejemplo, no es ese el objetivo de estas líneas y
quiero dejar constancia que detesto como el que más, que cada día existan más
prohibiciones contra el mismo.
Lo que quería el día de hoy es
contarles esta historia. Llevo más de un
año sin fumar y algunos dicen que debería sentirme orgulloso y la verdad en cierto
modo lo estoy. ¿Por qué les cuento esto? Simplemente supongo que vale la pena hacerlo.
Pd: Si quieren intercambiar algunas
líneas respecto de esta experiencia, e incluso recibir ánimo para dejarlo no
dudes en escribir tu mensaje en mi blog.
Hasta tanto, un fuerte abrazo mis
amigos, y seguimos conversando.
Joselo Andrade Rada
[1] Me refiero a mi primer
cigarrillo electrónico.
[2] Una calada es el equivalente
a un golpe de cigarrillo. Para aquellos que no conocen de estos temas es la
acción de ingresar vapor (caso e cigar) o humo (caso cigarrillo) a los pulmones.
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