Después de más de una década de gasto público desenfrenado,
endeudamiento sin límites, despilfarro, corrupción asociada a mega contratos
realizados por el estado, obras faraónicas, elefantes blancos y otros tantos
problemas propios de la práctica socialista, ya debería estar claro
que “el tamaño del Estado ecuatoriano, cuyo monto en miles de millones
de dólares tiene relación directa con el gasto público, es la causa de la crisis económica ecuatoriana”.
En nuestro país, con casi medio mandato presidencial agotado,
para el gobierno de Lenín Moreno, y para muchos otros analistas, la discusión
económica pareciera estar centrada en “equilibrar las finanzas públicas”, más
no en solucionar el problema de la economía del Ecuador. Éste precisamente es
el más grave error que se ha cometido y se sigue cometiendo a la hora de
establecer el rumbo económico de nuestro país.
Observemos algunos de los problemas relacionados a la falta
de comprensión y reconocimiento del problema que tenemos entre manos los
ecuatorianos:
El sostener que el problema es sólo de orden fiscal, lleva al
gobierno a mirar específicamente por el equilibrio de las finanzas públicas. Jugando
solamente con una de las variables de ajuste para lograr el tan anhelado
equilibrio: aumentar los ingresos del fisco.
En este sentido, el gobierno ha echado y está echando mano de
todo lo que puede, desde aumentar los impuestos tímidamente en el pasado, buscar
préstamos en cualquier sitio (endeudar una vez más al país, pues ya otro en el
futuro ha de pagar la mesa de la que ahora se sirve el actual gobierno), e
incluso reducir de manera velada y directa los otrora tan temidos subsidios de
algunos de los combustibles, todo para no tocar y solucionar el problema de
fondo: el problema[1]
se encuentra en mantener el actual e intocado tamaño del gasto público y el
atrofiado, adorado y revolucionario aparataje estatal.
Falta poco para que nos acerquemos al Fondo Monetario Internacional
en búsqueda de mayores créditos (entiéndase que el endeudamiento no suele ser
más que un impuesto diferido por temor
al que harían los ciudadanos del país que los padece en caso de ver
directamente que todo gasto público se realiza siempre y en todo lugar a través
de más impuestos), nuevamente y casi huelga decirlo, la reducción de subsidios
hasta ahora observada no es más que la declaración por parte del gobierno de
que está haciendo la tarea que el Fondo Monetario suele solicitar, y que además
por nada del mundo pretende tocar el
gasto público.
Un problema adicional de este enfoque gubernamental es que,
ante la falta del uso de la variable que sí puede solucionar los problemas estructurales
y de largo plazo, no sólo del gobierno sino del inicio de la puesta en marcha
de una salida al problema económico, es que sí se mira solamente por equilibrar
las finanzas públicas al alza (es
decir, no vía recorte del gasto), lo que se podría venir también es la subida
de otro impuesto para aliviar las
finanzas públicas: el IVA.
Planteado así el escenario, cabe poner en blanco y negro lo
aquí expuesto:
La
economía del Ecuador tiene salida, siempre que el diagnóstico y el tratamiento
sean los adecuados. Hay que reducir el tamaño del Estado y su subsecuente gasto,
pues es éste el que asfixia y reduce las posibilidades de crecimiento del aparato
productivo ecuatoriano y con él el crecimiento de la economía.
Equilibrar
las finanzas públicas para mantener intocado el gasto público, es decir, para
seguir manteniendo la mesa servida revolucionaria, no sólo demandará mayor
endeudamiento público, sino también más y mayores impuestos. Aunque ya debería
ser obvio, esto sólo acrecentará el problema económico que estamos enfrentando.
Finalizando mi exposición, el
problema del Ecuador no es un problema de finanzas públicas, es un problema que de las finanzas públicas se está
trasladando hacia la economía ecuatoriana. Sí empezamos por reducir el
innecesario y oneroso gasto público, y nos enfocamos más en encontrar Acuerdos
Comerciales con otras economías, simplificar las complicaciones que el Estado impone
a la operación diaria del sector empresarial y comercial, integramos
financieramente el Ecuador al mundo, reducimos los aranceles que encarecen innecesariamente la vida
de los ecuatorianos, y enviamos el mensaje adecuado a los agentes económicos,
de manera tal que podamos captar y generar inversión en el Ecuador, no sólo se
aliviarán las finanzas públicas, sino que también habremos puesto a nuestra
economía en la dirección adecuada, logrando lo que todo ecuatoriano quiere, tener
empleo y vivir mejor.
Seguimos conversando,
Joselo Andrade Rada
[1]
Para buscar las raíces de fondo que explican la adicción por el estado, hay que
empezar preguntándose ¿qué realmente debería realizar éste? Una vez respondida
esta pregunta de manera seria y reflexiva, a aquello encontrarle financiamiento.
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