La necesidad de escribir

Empezaré diciendo que me gusta la lectura, me cautiva el conocimiento, me gusta el mundo que habito a pesar de sus dificultades, que soy un optimista irredento (me fascina esta palabra) y que en medio de todo ello, considero importante escribir. No soy precisamente a quien deba prestarse mucha atención, sin embargo, creo trascendente dejar rastro del paso que uno deja por la tierra, contar historias y contribuir a hacer de este un mundo mejor. En mi caso lo hago a mi manera, creo en la libertad, considero que contribuir a mejorar las cosas es casi una obligación y de paso (no lo tomen a mal lo digo con humildad) me gusta.

He de contarles que llevo tiempo queriendo retomar el hábito de escribir, de tratar de influir en el futuro del que es mi país, de y aunque suene iluso hacer opinión, pues como siempre digo, si los buenos no hacemos nada, el mal triunfará. Hoy en la mañana empecé a mirar una película (este artículo lleva más de dos semanas sin ver luz) y ella motivó mi fascinación por lo bello y lo extraordinario que siempre está ahí, y que en ocasiones no somos capaces de ver aunque esté frente a nuestros ojos. ¡Ánimo que el mundo es hermoso y vivir también lo es!

¿Pero por qué les cuento todo esto? Sencillamente, porque estoy alegre y en medio de sensaciones encontradas motivadas en parte por la película que empecé ver, me maravillé de lo extraordinario que puede ser el ser humano, y de lo terrible también que pueden llegar a ser sus acciones. Cerremos estas líneas con dos ideas que quería dejar por escrito y que motivaron mi reincidencia, la de escribir.

Hoy a mi país le amenazan ideas del pasado que nunca han mejorado la condición humana, y por el contrario, han conducido a la miseria… me refiero a las ideas del socialismo hecho política, no volvamos a caer en el error; y segundo, que voy a volver a escribir en éste, el que siempre fue mi espacio, para contarles cómo venceremos al mal. Un abrazo fraterno a todos aquellos que lleguen a leer estas líneas.

 

Pd: La película se llama Resistencia.

 

Seguimos conversando,

 

Joselo Andrade Rada